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Andrew Garfield, ayuno y abstinencia para su último papel

Publicado el 19 de septiembre de 2022 por Camilo

En los últimos años se está hablando mucho de las técnicas de ayuno para conseguir bajar de peso, o llevar una alimentación mucho  más natural. Los nutricionistas no logran ponerse de acuerdo a la hora de recomendar este tipo de procesos, porque las teorías que afirman que el ayuno es positivo para el cuerpo no están tan contrastadas. De hecho, cada organismo es un mundo totalmente distinto, y no todos se enfrentan igual a un proceso de ayuno. Dependerá de cada persona, de su fisiología, de sus hábitos de vida, que esta dieta funcione mejor o peor, que sea más adecuada o llegue a convertirse incluso en peligrosa. El ayuno intermitente, por ejemplo, está poniéndose muy de moda entre personas de todo el mundo, que han encontrado por fin una solución a sus problemas con la alimentación. Y es que la mayoría de nosotros no sabemos comer adecuadamente, y las consecuencias pueden ser muy peligrosas.

El ayuno afecta a nuestro cuerpo en todos los sentidos, tanto en la parte física como en la mental y psicológica. A lo largo de estas últimas décadas, los expertos han determinado que hacer al menos tres comidas al día (desayuno, almuerzo y cena) es la fórmula más adecuada para llevar adelante una buena dieta. Esas tres comidas pueden convertirse en cinco, incluyendo un pequeño almuerzo a mitad de la mañana, y la merienda. Comer más veces no significa, sin embargo, tomar más cantidad. Esto se debe controlar desde el primer momento, siendo plenamente conscientes de lo que estamos comiendo, y evitando los alimentos que sabemos que no nos aportan nada bueno. El ayuno puede ser una solución bastante drástica para los que ya lo han probado todo, y es complicado acostumbrarse a él. Básicamente estaremos “invitando” a nuestro cuerpo a que tire de reservas antes de darle más comida. Esto hace que se pueda bajar de peso rápidamente si lo hacemos bien. Es un método muy seguido, por ejemplo, por los actores de Hollywood para conseguir esos papeles en los que deben adelgazar de manera extrema. Así lo han hecho muchas estrellas como Edward Norton, Christian Bale o Andrew Garfield, que llevó el tema del ayuno un paso más allá.

Un actor muy reconocido

Andrew Garfield nació en California en 1983, pero se mudó siendo aún muy pequeño a Reino Unido, donde vivió durante toda su adolescencia y juventud. Pronto desarrolló un gran gusto por el espectáculo y especialmente por la actuación. Tras graduarse, el actor comenzó a aparecer en muchas funciones teatrales, convirtiéndose en toda una revelación sobre los escenarios ingleses. No tardó en llegar también a la televisión, con apariciones episódicas en seriales como Doctor Who. Su primera película fue Leones por Corderos, donde ya demostró su talento actoral. Posteriormente llegarían otras producciones como Nunca Me Abandones, La Red Social o The Amazing Spiderman, papel que le traería la fama mundial enfundándose en el traje del Hombre Araña. Tras ellos, Garfield se ha centrado en el cine más independiente y dramático, obteniendo varias nominaciones a los Oscars y Globos de Oro en los últimos años.

Silence, su estreno con Scorsese

Tras llevar a cabo dos películas como Spiderman y darse a conocer entre el gran público, el actor angloamericano pudo desarrollar su carrera por caminos más interesantes. Aquellos papeles le permitieron acceder a otro tipo de roles mucho más enérgicos, y con ellos, también a los premios de la industria. Es así como consiguió el papel del Padre Rodrigues en la película Silencio, escrita y dirigida por Martin Scorsese. El cineasta americano, que llegaba de romper la taquilla con El Lobo de Wall Street, logró por fin llevar a cabo un proyecto que había acariciado durante décadas. Se trataba de la adaptación de una novela de Shushaku Endo en la que se recogía la vida de dos sacerdotes cristianos llegados a Japón desde Europa en el siglo XVII. Los sacerdotes buscaban contactar con su mentor, que al parecer había apostatado, obligado por los propios japoneses a renunciar a su fe.

En Silencio, Gardfield compartía cartel con actores muy reconocidos como Liam Nesson o Ciaran Hinds, pero también con otro joven talento que no tardaría en despuntar, Adam Driver. Ambos protagonistas pasaron por un proceso de preparación extremo para este papel, realizando ayunos y periodos de silencio voluntario, en busca de acercarse más a los roles que tenían que interpretar. La película fue estrenada en 2014 sin llamar demasiado la atención a pesar de contar con un director como Scorsese y con estrellas reconocidas en su cartel. Silencio apenas recaudó la mitad de su presupuesto, aunque las críticas sí que fueron muy positivas en general. Recibió una nominación a los Oscar a Mejor Fotografía, y también fue escogida por el American Film Institute como una de las 10 Mejores Películas de aquel año.

Una preparación sin sexo y con muchos ayunos

Garfield ha hablado en numerosas entrevistas sobre la preparación para este papel. El actor lo ha recordado como uno de los procesos más intensos y seguramente complejos a los que se había enfrentado dentro de su carrera. Ha hecho todo tipo de papeles, pero es cierto que este era uno de los que más se alejaba de su forma de ser o su estilo de vida, al menos a priori. Interpretar a un sacerdote cristiano del siglo XVII no resulta sencillo para un joven rico y famoso de Los Ángeles. Pero ahí está el verdadero reto de la interpretación, en conseguir que el actor se despoje de su ego y se convierta en ese personaje que debe interpretar. Para ello, muchos utilizan lo que se conoce como “el Método”, un  proceso que les lleva a mimetizarse con el personaje prácticamente por completo, delante y también detrás de las cámaras.

En el caso de Garfield, el actor ha reconocido que estuvo seis meses sin sexo para preparar este papel. Una abstinencia voluntaria que le intentaba acercar a la forma en la que los sacerdotes entendían su propio acercamiento a Dios. Scorsese no les pidió ninguno de estos sacrificios, pero sí exigió a los protagonistas que perdieron peso. Garfield aseguró que, puestos a perder unos kilos, lo iba a hacer de la manera más parecida posible a como lo habían hecho los sacerdotes en los que se basaba la novela. Comenzó así una fase de ayuno intermitente que duró durante varios días, y que le permitió no solo bajar de peso, sino también comprender mejor la situación por la que pasaba su protagonista. Aquellos sacerdotes cristianos habían sido torturados en pos de conseguir que renunciaran a su fe, y una de las formas en las que los japoneses los amedrentaban era con ayunos extremos.

Formas de meterse en el papel

El propio actor reconoció que el proceso había sido muy duro, pero también satisfactorio, y que de no haber podido llevarlo a cabo su papel no habría sido tan intenso. La interpretación de Garfield fue elogiada por la crítica, aunque su papel pasó un poco más desapercibido entre el público. Teniendo en cuenta lo importante que es la alimentación para el ser humano en su vida cotidiana, ¿de verdad vale la pena llegar a ese extremo de ayuno por consolidar un rol en una película? Los actores de método han llegado incluso a tener problemas en los sets de rodaje, al comportarse como sus personajes, de manera mezquina y obsesiva. Todo por el personaje pero, ¿a qué precio?